Si bien las empresas que disfrutan de tasas de retorno saludables deben perseguir vigorosamente el crecimiento de los ingresos como principal impulsor del valor, las empresas con un rendimiento por debajo de lo esperado deben centrar sus esfuerzos en mejorar el rendimiento del capital invertido antes de buscar nuevas oportunidades de crecimiento.
El Crecimiento de Ingresos no siempre es la prioridad
El valor de una empresa está impulsado por dos variables clave: la tasa de crecimiento de sus ingresos y la tasa de rendimiento del capital invertido o return on invested capital (ROIC) para generar dicho crecimiento. Además, la evidencia sugiere que el crecimiento de los ingresos es generalmente el impulsor más importante del valor comercial. Según algunos informes, entre el 50 y el 60% del valor de una empresa se puede atribuir a su tasa de crecimiento.
Dado este hecho, no es de extrañar que encontrar nuevas fuentes de crecimiento esté casi universalmente en la cima de la agenda estratégica de la administración. Sin embargo, priorizar el crecimiento sobre el ROIC no siempre es la receta correcta para aumentar el valor de una empresa.
La lógica detrás de esta afirmación se puede entender más claramente analizando el potencial de creación de valor en tres escenarios:
- El rendimiento del capital (ROIC) de una empresa excede su costo de capital promedio (WACC) por un margen saludable.
- El rendimiento del capital de una empresa está ligeramente por encima de su costo de capital.
- El rendimiento de una empresa sobre el capital invertido es menor que su costo de capital promedio ponderado.
¿Cuándo es el crecimiento el objetivo principal?
En el primer escenario, una empresa debe continuar buscando el crecimiento como objetivo principal siempre que las nuevas iniciativas de crecimiento produzcan tasas de rendimiento superiores al costo de capital. Esta afirmación parece sencilla.
Sin embargo, en nuestra experiencia con muchos equipos de alta dirección, las empresas generalmente se muestran reacias a invertir en oportunidades de crecimiento que podrían conducir a una disminución en el rendimiento promedio del capital de la empresa. El hecho es que el valor de una empresa seguirá creciendo incluso a expensas de una ligera reducción de la rentabilidad promedio. Este concepto se explica mejor mediante un ejemplo.
Suponga que una empresa ha invertido hasta ahora 400 millones de dólares de capital en varias iniciativas. Está ganando un 18% anual y su costo de capital es del 10%. Por lo tanto, el valor que genera es de $ 400 * (18% -10%) o $32 millones por año. Ahora suponga que identifica una oportunidad de inversión que demandaría un compromiso de capital de $100 millones y produciría un rendimiento anual del 15%. El valor de dicha inversión sería de $100 * (15% -10%) o $5 millones por año. Combinado con el valor producido por las inversiones existentes, la compañía ahora generaría $37 millones en valor cada año, lo que resultaría en un aumento en el valor total de mercado de la compañía. Sin embargo, la rentabilidad promedio del capital de la empresa se reduciría del 18% al 17,4%.
A la mayoría de los ejecutivos les resulta difícil aceptar este cambio. En nuestras discusiones con los ejecutivos para ayudarles a entender esta aparente contradicción, enfatizamos que el objetivo es maximizar el valor en términos absolutos de dólares, incluso si hay una ligera disminución en los retornos porcentuales promedio. La conclusión es que, siempre que las inversiones incrementales creen valor, deben perseguirse.
Crecimiento balanceado con el Rendimiento del Capital
En el segundo escenario, donde el ROIC de una empresa está solo ligeramente por encima de su WACC, la administración debe enfocarse tanto en mejorar el ROIC como en buscar nuevas oportunidades de crecimiento. Hacerlo es la mejor manera de mejorar los retornos totales para los accionistas y aumentar el valor del negocio. Sin embargo, la administración debe prestar la misma atención a ambos factores de valor para evitar el riesgo de destruir el valor.
Priorizando el Rendimiento del Capital
Cuando el rendimiento del capital de una empresa es menor que su costo de capital, la búsqueda de nuevas oportunidades de crecimiento probablemente resultará en una mayor destrucción de valor. Las empresas de esta categoría deben centrarse ante todo en mejorar el ROIC y solo entonces recurrir a buscar oportunidades de crecimiento para mejorar el valor del negocio.
Incurriendo en pérdidas para posicionarnos en el mercado
¿Qué pasa con las empresas nacientes o las empresas que intentan posicionarse como líderes en industrias de rápido crecimiento y evolución o empresas establecidas que buscan nuevas oportunidades de crecimiento para explotar adyacencias? Es comprensible que en la mayoría de estos casos haya un período inicial de pérdidas y rendimientos negativos. ¿Cómo conciliar este hecho con la prescripción proporcionada anteriormente? Para garantizar que se genere valor a largo plazo a partir de estas empresas, es fundamental que la administración establezca metas claras para alcanzar la rentabilidad de manera oportuna.
Un elemento clave para garantizar que se cumplan estos objetivos implica identificar los hitos que se deben alcanzar a medida que avanza el viaje y hacer que el equipo a cargo sea responsable de lograr los objetivos acordados.
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Si bien el crecimiento es sin duda el principal motor de valor, no siempre debe ser el elemento principal en la agenda de la administración. Si los rendimientos de una empresa son saludables, deben buscarse vigorosamente oportunidades de crecimiento. Sin embargo, para las empresas de bajo rendimiento, la gestión debe centrarse primero en mejorar el ROIC antes de dedicar esfuerzo y energía a encontrar nuevas oportunidades de crecimiento.