Alan Turing fue un matemático e investigador inglés considerado uno de los creadores de la tecnología de la información. Es recordado, entre otras cosas, porque ayudó a la inteligencia británica a descifrar el código “Enigma”, un complicado sistema de comunicación criptográfica utilizado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Por su trabajo de investigación Turing ha sido uno de los pioneros en el desarrollo de la computación y considerado uno de los padres de la Inteligencia Artificial (IA).
El Test de Turing
Turing propuso en 1950 que una manera de medir el avance de la Inteligencia Artificial y determinar si era equiparable a la inteligencia humana era someter simultáneamente a un computador y a un humano a una serie de preguntas escritas. Si el evaluador no podía distinguir cuál de los dos evaluados era el computador y cuál el humano, se determinaba entonces que el computador había pasado el “Test de Turing”.
Con los impresionantes avances alcanzados por los Large Language Models (LLMs) como ChatGPT, se puede argumentar que el día en que las máquinas logren aprobar el Test de Turing no se encuentra muy lejos. Si bien replicar el actuar de un humano hasta el punto de hacerlo indistinguible de un computador parece una prueba de inteligencia idónea y el objetivo final del desarrollo de la IA, conviene cuestionarse si no ha sido un objetivo equivocado que ha desviado la atención y esfuerzo de los investigadores e ingenieros del verdadero valor que la IA puede aportar a la humanidad, como postula Erik Brynjolfsson, connotado investigador que ha realizado estudios acerca del impacto de la Tecnología de la Información en el trabajo y en la sociedad.
La Trampa
La “Trampa de Turing”, concepto propuesto por Brynjolfsson, refiere a los peligros que representa la aplicación de un enfoque puramente sustitutivo de la IA, pues cuando se introducen nuevas tecnologías que reemplazan labores humanas el efecto resultante es que los salarios y el poder de negociación de las personas impactadas disminuyen y se ven atrapadas (la “Trampa de Turing”). Por el contrario, cuando se utiliza la tecnología para aumentar las capacidades de los humanos, sus salarios aumentan pues su labor tiene un mayor valor agregado para la economía.
Según Brynjolfsson, utilizar la IA con el objetivo de imitar la inteligencia humana para sustituir a las personas por máquinas es un concepto que queda corto, porque el valor potencial que trae la inteligencia artificial no está únicamente en el reemplazo de lo existente en búsqueda de eficiencia sino más bien en crear nuevas oportunidades de colaboración conjunta entre humanos y máquinas, amplificando o aumentando las capacidades de los humanos por medio del uso de las máquinas. Esta idea, que se asemeja al concepto de “Superminds” propuesto por Tom Malone (MIT), se plantea en el siguiente Gráfico 1 extraído del documento “The Turing Trap: The Promise & Peril of Human-Like AI” :
Gráfico 1 – La capacidad humana aumenta con la tecnología
Al introducirse nuevas tecnologías, y principalmente tecnologías de propósito general como la electricidad y ahora la IA, estas traen mucho valor agregado a la economía y a la humanidad, pero mientras que en el enfoque sustitutivo el valor creado se queda con el propietario de la tecnología al desplazar a los trabajadores, en el enfoque aumentativo el valor se comparte entre los distintos actores. Como sociedad deberíamos buscar favorecer el segundo enfoque y el riesgo que hoy afrontamos es que no existen los incentivos para inclinar las acciones en esa dirección. Yuval Harari, Elon Musk y otros expertos han levantado una voz de alerta sobre los riesgos e implicancias políticas que el uso y avance acelerado de la IA involucran, aparte del impacto (económico y social) que puede tener en millones de personas si estas quedan totalmente desplazadas de sus empleos.
Amplificando las Capacidades Humanas: La IA como una ‘Bicicleta para la Mente
Steve Jobs señaló en una entrevista (1990) que cuando tenía 12 años leyó en Scientific American un artículo acerca de la eficiencia en términos de calorías de las distintas especies de animales para movilizarse de un punto A hasta un punto B. El cóndor resultó el animal a la cabeza de la lista por un margen muy amplio, dejando a todos por detrás, incluido el ser humano quien aparecía hacia un tercio de la tabla. A alguien se le ocurrió medir la eficiencia del ser humano montando bicicleta e incluirla en la muestra y el resultado fue que esa combinación desplazó al cóndor al segundo lugar por mucho, convirtiendo a la dupla hombre-máquina en imbatible. Y es que, según observó Jobs, el ser humano tiene la habilidad de crear herramientas que permiten amplificar sus capacidades en magnitudes sorprendentes. Para él las computadoras eran una “bicicleta para la mente”, una herramienta que le permite al ser humano aumentar sus capacidades o liberarlo de tareas repetitivas o tediosas.
El avance de la IA y la aparición de herramientas como ChatGPT (tal vez la nueva “bicicleta”) representan una gran oportunidad para la humanidad si son aprovechadas de manera responsable buscando aumentar y amplificar las capacidades del ser humano y no simplemente buscando sustituirlo. Este último enfoque nos llevaría a la Trampa de Turing y puede terminar siendo no solo dañino para la sociedad sino, y tal vez más importante, una oportunidad desperdiciada para afrontar con éxito los retos y alcanzar metas que hoy se encuentran fuera de nuestras posibilidades. Y ya existen varios ejemplos de cómo el trabajo conjunto de personas y máquinas resulta superior al de cualquiera de ellos de manera independiente, como el que señala MIT Technology Review en su artículo “Doctors using AI catch breast cancer more often than either does alone”.
Los líderes empresariales que vienen impulsando la Transformación Digital en sus empresas e industrias tienen la responsabilidad de buscar y generar valor para sus stakeholders (clientes, empleados, accionistas y comunidad) en la zona C asciurada del Gráfico 1 y no solamente en la zona B. Para ello será necesario implementar iniciativas de upskilling y reskilling que liberen a las personas de las tareas tediosas y repetitivas y les permitan enfocarse en ser creativos, innovadores y empáticos, habilidades que son únicas del ser humano.