Saber la Pregunta, no la Respuesta

May 19, 2023 | Transformación Digital

Hoy en día se habla mucho de los beneficios de la IA y cómo es que esta podría reemplazar al ser humano en el futuro; sin embargo, se habla poco de los retos que debe superar para realmente lograr esa sustitución.

Saber la Pregunta, no la Respuesta

En nuestro artículo “Tengo un montón de datos, pero … ¿qué hago con ellos?” señalábamos que todo comenzaba con establecer cuáles eran las preguntas de negocio que queríamos despejar para poder tomar decisiones y actuar.

Hoy, unos meses más tarde, con la irrupción de Chat GPT y la revolución basada en Large Language Models (LLM), hay un tema que vuelve a ponerse con fuerza sobre el tapete en las mesas de la alta dirección: ¿qué características debe tener un buen ejecutivo, director o colaborador en general?

Tradicionalmente hemos estado acostumbrados a ensalzar, premiar, contratar y promover, a quienes sabían las respuestas a las preguntas que les ponían sus profesores, jefes o las mismas circunstancias. Era impensable un examen en el que el profesor les decía a los alumnos: plantear cinco preguntas relevantes sobre el descubrimiento de América o sobre la fuerza de la gravedad. Más bien se nos preguntaba por fechas, lugares, fórmulas y, en el mejor de los casos, se nos pedía analizar causas e implicancias. Pero siempre eran respuestas, nunca preguntas, aquello por lo que nos evaluaban, aquello que definía nuestro éxito o fracaso.

Sin embargo, el mundo ha cambiado. Es cierto que este cambio ha sido gradual. Primero han sido los buscadores, entre los cuales Google se erigió como el triunfador, los que dejaron atrás la necesidad de conocer fechas, lugares y otros. Luego fueron aplicaciones como Waze que dejaron atrás la necesidad de conocer cómo llegar a un destino e incluso de cómo hacerlo en el menor tiempo posible. Pero ha sido hasta hace poco, que hemos sido jaqueados por algo que nos permite conocer ¡¡TODO!!… o bueno, casi todo.

Conocer las respuestas ha sido y es valiosísimo. Tener conocimiento y experiencia en un área específica permite tener respuestas claras y fundamentadas. Esto puede ser crucial en situaciones en las que se requiere una toma de decisiones rápida y precisa. Tener respuestas confiables y bien fundamentadas puede ayudar a brindar dirección y guía en momentos de incertidumbre. Es más, muchas veces, tener respuestas puede ser esencial para resolver problemas de manera efectiva. Si se posee el conocimiento necesario, se puede ofrecer soluciones prácticas y concretas. Por citar algunos ejemplos.

A su vez, nunca se dejó de reconocer el valor de saber hacer las preguntas. Las preguntas bien formuladas pueden abrir nuevas posibilidades y desafiar el status quo, pueden ayudar a aclarar conceptos, entender mejor los problemas y obtener información relevante que nos lleve a una visión más completa de la situación. Pueden también fomentar el pensamiento crítico y ayudar a las personas a examinar sus suposiciones y creencias. Y seguro varias cosas más.

Pero en el mundo del management, se priorizó al ejecutivo, al que era capaz de actuar y dirigir con acierto, al que sabía las respuestas. Es cierto que en los últimos años, se ha venido dando un cambio hacia un líder más inspirador y coach que ejecutivo, que empodere y delegue en sus equipos, que sepa hacer la preguntas. Sano balance el que ha comenzado a emerger. ¿Balance…?

Creemos que no. Claramente con el desarrollo tecnológico, la balanza se ha inclinado hacia la importancia de saber hacer las preguntas por encima de saber las respuestas. Al final, las respuestas me las puede dar el computador a una velocidad asombrosa, con enorme precisión y en la palma de mi mano. Y esto es un cambio mayúsculo que debemos procesar y asimilar a nivel de familias, sistema educativo y empresas/organizaciones. Durante años hemos trabajado en desarrollar la capacidad de aprender las respuestas, de saber qué hacer. Toca ahora aprender a enseñar, qué preguntar, cómo preguntar.

Pero permítanme una precisión, incluso para desarrollar un conjunto de preguntas inteligentes sobre un tema específico, las aplicaciones como Chat GPT también pueden ayudar. Pero es necesario guiarlas y esto es a través de preguntas.

Así que ya sabemos, las características fundamentales para un profesional del futuro (y del presente) no es tanto que tenga las respuestas a todo, sino más bien que sepa hacer las preguntas (para lo cual debe tener conocimiento general de su negocio o contexto) y que sea una buena persona (con valores, inteligencia emocional y soft skills). De este modo, aprovechará y complementará a la inteligencia artificial. ¡Preparémonos para ello! 

Nota: partes de este artículo han sido elaboradas con ayuda de Chat GPT.

Hugo Alegre
CEO